Anakin Skywalker: el eterno esclavo

Resulta curioso pensar que existe un personaje que ha sido muy amado como villano y prácticamente despreciado como héroe, pero ha ocurrido, y ha ocurrido con Anakin Skywalker. Al margen de las opiniones que pueda generar la trilogía de precuelas y las diferencias que presenta frente a la trilogía original, debemos pensar en la historia que estas películas nos cuentan, en la esencia de lo que narran, porque si analizamos cuidadosamente el perfil de este personaje, veremos su complejidad y su grandeza, y podremos apreciarlo por entero y no sólo por su faceta más reconocible o icónica.
Olvidémonos de Jake Lloyd, Hayden Christensen, David Prowse y Sebastian Shaw, profesionales que se encargaron de dar vida a un personaje, y centrémonos en el personaje en sí.
La primera vez que el mundo oyó hablar de Anakin Skywalker fue a través de Ben Kenobi, quien le explicó a Luke Skywalker que su padre fue un caballero Jedi, un hombre justo, honorable y valiente que murió a manos del malvado Darth Vader.
Dicho así, la imagen que nos formamos en nuestra cabeza es muy concreta y también muy plana, casi arquetípica. Un impecable espadachín que murió de forma heroica a manos de un villano sin corazón.
Bien, todos sabemos que en realidad las cosas son mucho más complejas y que Anakin y Vader son dos caras de una misma moneda.

Anakin Skywalker presenta una combinación de rasgos de lo más particular: siendo niño, podemos ver en él indicios de valentía y bondad, pero también vemos miedo y temeridad, incluso cierta rebeldía, aunque su condición de esclavo mantuvo a raya esa última característica.
Porque no olvidemos que antes que Padawan, Caballero Jedi y Sith, Anakin fue un simple esclavo. Conocía bien las injusticias del mundo, y fue ese conocimiento lo que le impulsó a querer ser un Jedi, pero no un Jedi cualquiera, sino el mejor de todos. Quiso luchar contra la maldad y las injusticias del mundo porque él mismo las había sufrido. Pero, sobre todo, quería ser capaz de derrotar al dolor antes de que éste apareciera. Quería ser invencible.
Su ambición es, posiblemente, su cualidad más destacada. Quiere ser el mejor, pero no se trata de orgullo, sino de miedo. Siente miedo, y él no busca combatirlo con destreza, busca erradicarlo para no tener que combatirlo nunca. Quiere ser lo suficientemente poderoso como para no tener miedo nunca.

Toda esta ansia por mejorar aparece durante sus años como aprendiz, porque hay un sentimiento subyacente que resulta determinante para él: la culpa. ¿Creéis que no se siente culpable por haber dejado a su madre sola, a merced de los esclavistas y las penurias propias de Tatooine? Claro que sí, pero es un sentimiento que aparece paulatinamente. Cuando él deja su vida atrás para convertirse en Jedi sólo tiene diez años y no es capaz de mirar otra cosa que no sea el flamante futuro que tiene por delante. Una vez en ese camino, sí vuelve la vista atrás, hacia el punto de partida. Es ahí cuando repara en su madre, y es ahí cuando siente que hizo mal en abandonarla. Aunque hubiera sido un error mayor quedarse con ella.
La idea de reunirse con ella pulula por su cabeza durante toda su adolescencia pero, como padawan, tiene unas obligaciones con las que cumplir, y no hacerlo supondría una decepción para todos, también para Shmi (su madre), por eso decide mantener el rumbo del camino que ha emprendido.

En el Episodio II hay una secuencia que ha sido muy criticada por una cuestión de incomprensión: se trata de la escena en la que Anakin y Padmé conversan en Naboo, en el País de los Lagos, y él le comenta que odia la arena. Muchos han querido resaltar la banalidad de ese comentario, lo poco que aporta y lo superfluo que es.
Señoras y señores, olvidáis que ahí Anakin no es un joven diciendo que odia la arena, sino que es un joven nacido y criado en uno de los sistemas más arenosos de la galaxia, diciendo que odia la arena. ¿Veis la relación? ¿La sutil ironía? En ese momento, Anakin está renegando de sus orígenes, haciendo hincapié en los malos recuerdos que le trae Tatooine. Cuando era pequeño, Anakin no era consciente de lo que suponía ser un esclavo o ser libre, porque durante toda su vida solo había sido una de las dos cosas. Ahora ha conocido otra forma de vivir, más digna y más respetable, y entiende lo terrible que era su situación, por lo tanto reniega de ella. Y además se lo dice a Padmé, quien para él representa todo lo contrario a ese horror. Ella viene de Naboo, un sistema totalmente distinto: civilizado, lleno de bosques, lagos y praderas. Anakin ve en Padmé un paraíso, un reino de paz.

Después de todo, la primera vez que vio a Padmé estaban en Tatooine, y ella pareció traer consigo la libertad y los vientos del cambio que vendría poco después. Es lógico que se enamore de ella. Se queda prendado de ella desde el momento en que la ve, eso está claro, y dichos sentimientos se intensifican cuando vuelven a encontrarse, ambos siendo adultos. Anakin encuentra en Padmé serenidad, calma, racionalidad y belleza, todas las cosas de las que carece su vida. Recordemos que es ella quien está a su lado cuando muere Shmi y el lado oscuro se apodera de él un poco más. En su interior crecen esos sentimientos negativos que siempre han estado ahí, y es Padmé quien suaviza esa faceta, aunque no logra hacerlo cuando Anakin pierde a su madre.
No ha podido salvarla, y eso le frustra mucho. Él siente que tiene potencial, siente que es poderoso; es algo tan evidente que resulta imposible ignorarlo. No olvidemos que es más sensible a la Fuerza que cualquier otro Jedi, más incluso que el maestro Yoda (tener una sensibilidad mayor a la Fuerza no se traduce en un dominio más elevado de ésta, aclaro. Es una cuestión de potencial, de talento innato, si queremos plantearlo así). Por supuesto que él nota ese poder, aunque no reflexiona sobre ello ni se detiene a analizarlo. Lo asume como algo natural. Pero, pese al poder que siente que tiene, ha sido incapaz de salvar a su madre. Ha fracasado en la misión más importante de su vida.

Para alguien tan ambicioso y al mismo tiempo tan pasional como Anakin, eso resulta en un ataque de ira que manifiesta a través del exterminio tusken que vemos en El Ataque de los Clones. También observamos que guarda cierto recelo hacia Obi-Wan. Cree que él le obstaculiza. «Tiene celos. No me deja avanzar», llega a decir.
En realidad, él cree que toda la Orden Jedi le boicotea. Es un pensamiento comprensible, pues la reticencia con la que el Consejo trata a Anakin es obvia para todos. De hecho, el Consejo rechazó a Anakin como aprendiz, y de no ser por Obi-Wan y por la promesa que éste le hizo a su maestro, Anakin no habría sido adiestrado.
Así que la relación entre el Consejo y Anakin siempre ha sido muy tensa. Él es consciente de la desconfianza que genera en otros Jedi. También es consciente de su propio potencial, así que los relaciona y una cosa le sirve para justificar la otra.
A pesar de todo, él quiere a Obi-Wan. Le salva la vida en numerosas ocasiones y no tiene ningún problema en arriesgar la suya con tal de proteger a su maestro, lo cual es una muestra más de lo presencia del lado luminoso en él.

Podría profundizar en su psicología haciendo referencia a los acontecimientos que tienen lugar durante las Guerras Clon y que quedan reflejados en la serie de animación The Clone Wars (2008). Hay muchos aspectos que merecería la pena mencionar porque le dan tridimensionalidad al personaje, pero como esa es una parte de la historia desconocida para la mayoría, me centraré en las películas.

Al comienzo del Episodio III, durante la Batalla de Coruscant, vemos que Anakin quiere socorrer a un piloto que está teniendo problemas y Obi-Wan se lo impide porque no puede poner en riesgo su propia misión. De nuevo, un signo más de esa bondad de la que hemos hablado al principio; un valor inculcado por su madre.
Después de su caída al lado oscuro, inducida por la desesperación por salvar a la mujer que ama, por no volver a fallar, Anakin pierde su humanidad, como le ocurre a la mayoría de los Sith.

Sus diferencias con la Orden, su miedo por perder a Padmé y su ansia de poder, son los motivos principales por los que nace Darth Vader. Como Jedi, estaba estancado, sentía que ya no podía ser más de lo que era, y eso no era suficiente. No era todo lo poderoso que podía ser. Seguía teniendo miedo, seguía sufriendo. Palpatine está muy al corriente de esto y lo aprovecha para corromper y someter a Anakin de forma definitiva. Sólo tiene que mover las piezas de forma adecuada para que el joven Skywalker caiga.
Y cae.
El lado oscuro parece ser la única alternativa. Cree que en ese nuevo camino encontrará lo que le falta para ser la mejor versión de sí mismo, para ser invencible. Está desesperado por serlo porque necesita poder salvar y proteger aquello que le importa. ¿De qué sirve ser un Jedi tan sensible a la Fuerza si no es capaz de conservar aquello que ama? Quizá no baste con ser un Jedi. Quizá tenga que ser un Sith, por mucho que le repugne la idea.
Pero ocurre algo que anula esas pretensiones.
El enfrentamiento con Obi-Wan le hunde todavía más en el lado oscuro. Obi-Wan es el perfecto Jedi, un Jedi ejemplar y, como tal, ha heredado cierta arrogancia propia de la Orden; dicha arrogancia le impide si quiera plantearse la posibilidad de salvar a Anakin y devolverlo a la luz, como finalmente acabaría haciendo Luke más de veinte años después. La diferencia es que Luke no se educa en la doctrina pretenciosa de la Orden Jedi, así que carece de la arrogancia cegadora de los Jedi tradicionales (como Obi-Wan y Yoda) que les hacía creer que quien se pasaba al lado oscuro y daba la espalda a la Orden estaba perdido para siempre.
Si Obi-Wan hubiera tenido la esperanza de Luke, quizá podría haber salvado a Anakin en Mustafar.
Y eso fue lo que vio Anakin: que su maestro le había abandonado y estaba dispuesto a matarle. Que, a sus ojos, él sólo era válido siempre y cuando fuera un Jedi, el Jedi que la Orden exigía que fuera. Obi-Wan no fue a Mustafar a luchar por él, sino contra él. Seguramente Anakin no pensó esto de manera fría, pero el subconsciente tomó nota, y la hostilidad era inminente, por lo que tuvo lugar un combate agresivo y emocionalmente demoledor.

Después de la lucha con su antiguo maestro, acontecimiento que merma los resquicios de Anakin que quedaban en él, Darth Vader no es más que un pobre y débil conjunto de metales, maquinaria y sistemas de respiración artificial. Apenas es un hombre, pero sigue manteniendo su mente y su corazón.
Cuando le informan de que Padmé ha muerto y Palpatine le dice que ha sido por su culpa, Darth Vader cobra fuerza y aplasta lo que queda de Anakin. El dolor que siente es el más intenso que ha sentido nunca.
Ha perdido a Padmé. ¿Ha sido realmente culpa suya? Esa es una duda con la que tendrá que cargar siempre, porque a pesar de las palabras de su maestro, él no percibió que estuviera muerta.
Ella, por su parte, tuvo un parto complicado (tal y como preveía Anakin) pero tal vez hubiera podido salir adelante de no ser por la pena que atenazaba su corazón. Saber que Anakin, su Anakin, ha seguido un camino de perdición y ha hecho cosas horribles, supone un sufrimiento que se ve incapaz de afrontar, por eso se deja morir. Pero sus últimas palabras son: Sé que hay bien en él… Sé que todavía lo hay…
Ella lo sabía porque era quien mejor lo conocía. Y, como hoy sabemos, no se equivocaba.

Anakin nunca llegó a saber qué fue lo que dijo ella, ni qué era lo que pensaba de él cuando murió. ¿Supone eso una tortura para él? La respuesta es sí. Supone un tormento constante.

Ahora, Darth Vader lo ha perdido todo. Se ha convertido en un lord Sith pero el precio a pagar ha sido su vida tal y como la conocía y su cuerpo. Ya no es el que era. Como es natural, ha perdido movilidad, agilidad, soltura y gracia. Esto supone un nuevo tormento para él porque las posibilidades de convertirse en el mejor, en un maestro de la Fuerza y del manejo del sable láser, se han reducido a cenizas.
Se siente más frustrado que nunca, pero apenas lo exterioriza. En comparación con la muerte de Padmé, nada es lo suficientemente grave.
Sus nuevas circunstancias son una tremenda decepción para Palpatine, que se interesó en Anakin precisamente por lo poderoso que podía llegar a ser. «Lord Vader será más poderoso que cualquiera de nosotros» le llega a decir a Yoda.
Y, aunque después del combate en Mustafar Vader sigue teniendo potencial, nunca podrá dar el cien por cien y nunca será lo que podría haber sido. Su nueva condición se lo impide.
Y Palpatine lo sabe. Su recién adquirido aprendiz ha acabado con su esplendor antes de empezar. Como podemos advertir en el Episodio IV, Darth Vader es relegado a chico de los recados. Lo único que hace es ir de acá para allá, asegurándose de que se cumplen las órdenes de su maestro, el Emperador. Maestro lo es de nombre, porque realmente no le enseña gran cosa. Es un aprendiz con un futuro poco provechoso y Palpatine no pierde el tiempo con él.
Darth Vader se conforma con esta vida mediocre, algo que en el pasado no hubiera hecho de ninguna de las maneras.

Es su redención personal. El daño estaba hecho y no había forma de repararlo. Lo único que le quedaba era cumplir con lo que se esperaba de él. Su patético estatus es como un castigo, pero no trata de cambiarlo porque cree que se lo merece.
Todas esas reflexiones no traslucen más allá de sí mismo porque son una muestra de vulnerabilidad que prefiere no revelar.
Hay cosas de Anakin que siguen estando presentes en Vader, como el hecho de que siempre va al frente de sus tropas. Es el único alto cargo del Imperio que va a primera línea de batalla a enfangarse como los soldados rasos y no le importa lo más mínimo, es más, prefiere eso antes que quedarse en la retaguardia en un puesto de mando con otros oficiales. Nunca les pide a sus hombres que hagan cosas que no esté dispuesto a hacer él. Este es un ejemplo de característica constante en el personaje a lo largo de toda su vida. No ahondaré más en ello porque es algo que, aunque se intuye en las películas, se ve de forma más clara en los cómics y series.
El caso es que Darth Vader es una pobre alma desgraciada que funciona como un autómata cumpliendo órdenes sin importar lo desagradables que sean, porque lo único que siente es desasosiego, culpa y, en definitiva, sufrimiento, y desempeñar ese rol es su penitencia autoimpuesta.

No obstante las cosas cambian cuando descubre que tiene un hijo. Aparentemente todo sigue igual, pero no es cierto. Algo se activa en él, en Anakin. Ese algo tarda años en tener consistencia, pero al final resultará determinante.

Luke no es sólo su hijo, sino que también lo es de Padmé. Esto es lo que le lleva a querer salvarle la vida, por eso intenta atraerlo hacia el lado oscuro, para no estar en bandos contrarios y no tener que enfrentarse el uno al otro. Pero no surte efecto.
Después de cuatro años de guerra y de luchar en bandos distintos, llega el enfrentamiento final. Luke es sensible a la Fuerza y por lo tanto es capaz de manejar un sable láser con cierta habilidad, cosa que ha hecho en múltiples ocasiones.
Pero, a pesar de todo, no está preparado para vencer a Palpatine.

Recordemos que antes de ese combate, Luke le dice a Darth Vader que Anakin sigue ahí. Él rechaza esa posibilidad, diciendo que ese nombre ya no tiene ningún significado. «Es tu verdadero yo. Solo que lo has olvidado», le responde Luke. Como su madre hizo antes que él, es capaz de reconocer el bien que habita en Darth Vader. (A lo largo de la saga sólo hay otra persona que ve la luz en él cuando está sumido en el lado oscuro, y esa es Ahsoka Tano, su antigua padawan, pero como no es un personaje de las películas hay que dejarla fuera de esta defensa).
Cuando el Emperador ataca a Luke y está a punto de matarle, Anakin despierta y Anakin se levanta. No es inmediato. Hay unos instantes de duda, de lucha, de struggle, que diríamos en inglés. Se ve claro con la alternancia de planos del Episodio VI: plano de Luke sufriendo a manos de Sidious; plano de Vader observando.

Finalmente Anakin consigue recuperar el control: traiciona a su maestro y salva la vida de su hijo. Porque, repito, también es el hijo de Padmé. Más allá del asiento que sienta él como padre, ¿qué hubiera dicho ella si hubiese permitido que Luke muriera? ¿Cómo iba a dejar que lo último que quedaba de Padmé se perdiera? No podía.
Anakin vio ahí la auténtica oportunidad de redimirse. Y actuó, consciente de que le costaría la vida, pero muy seguro de que esa era la forma correcta de morir.
Sus últimas palabras palabras fueron para Luke, reconociendo que tenía razón y que se lo hiciera saber a su hermana también.

La dualidad de Anakin Skywalker es magistral. Vemos rasgos distintos y contrarios pero que son complementarios, imprescindibles para que el personaje fuera lo que acabó siendo. Si repasamos la cronología y las fechas del universo Star Wars, vemos que la vida de Anakin está relativamente equilibrada.
Pasó veintitrés años siendo un héroe y veintitrés siendo un villano, por lo que no hay una faceta que predomine sobre la otra.
Anakin Skywalker era el Elegido. Y lo fue hasta el día de su muerte, pues al final sí que cumple con la profecía, aunque no de la manera que todos esperaban.

Más allá de eso, fue un hombre de gran poder y fuerza inestimable, pero eso no evitó que sucumbiera a sus miedos, dudas y demonios porque nadie, absolutamente nadie, es inmune al abismo.
Después de todo, era humano.
Su mayor lucha fue la que libró consigo mismo.

  1. En clone wars cuando se enfrenta al hermano oscuro este le muestra su futuro. Y es la primera vez que cae totalmente al lado oscuro. Si destino era el lado oscuro. El balance solo lo iba a conseguir siendo las dos cosas

  2. Un análisis estupendo. Hace empequeñecer aún más a la trilogía de secuelas que no ha sabido respetar el legado de anakin y peor aún le ha quitado todo el sentido a la historia que cuentas en el artículo. Es agradable volver a recordar lo que hizo grande a star wars. Muchas gracias!

  3. Me encantó la descripción, muy acertada, que profundidad, ojalá así lo hubiese interpretado JJ Abrams y Star Wars 9 estaría más apegado al canon, y no politizada como actualmente lo está con el toque feminista de Rey, no estoy contra la mujer, si no contra el personaje superficial, sacado de la manga que no podía por ningún medio acabar con Palpatine, la película ya está hecha así como el irreparable daño.

  4. Maravilloso artículo. Engloba la grandeza del personaje, sin entrar en si son válidas las películas o no. Para mí Star Wars es esa globalidad, todo es grande. Un trabajo excelente, una lectura estupenda.

  5. Simplemente maravilloso tengo la misma forma de pensar y me alegra sabré que no todos son críticas al personaje favorito de todos

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