¿Cómo consiguió Lord Vader su espada láser?

¡Obi-Wan Kenobi  está a la vuelta de la esquina! La nueva serie de acción real nos aportará una visión más amplia de la vida del carismático Maestro Jedi tras la caída de la República y la destrucción de la Orden Jedi: los interminables días en los calurosos desiertos del Mar de Dunas, la difícil tarea de proteger al joven Skywalker de las distintas amenazas de Tatooine y quién sabe algún que otro trepidante combate contra algún Inquisidor.

La historia de Kenobi durante esta época apenas ha sido explorada en productos del nuevo canon. ¿Pero, qué hay de su aprendiz caído? ¿Cómo fue la vida de Vader entre La Venganza de los Sith y su primera aparición en Rebels? Algunos productos literarios, como por ejemplo la serie de cómics Darth Vader: Lord Oscuro, aportan algo de luz al respecto.

La obtención de su sable de luz

Empecemos por el principio y remontémonos al final de La Venganza de los Sith. Darth Vader, nuevo aprendiz del recientemente proclamado Emperador, recibió la amarga noticia de la muerte de su amada en palabras de su maestro. Sintiendo que le había mentido acerca de la posibilidad de salvarla, el Elegido descargó su ira contra Sidious, lanzándolo contra una pared, y comenzó a estrangularlo con la Fuerza.

El maestro Sith logró zafarse con facilidad y descargó una gran andanada de rayos de la Fuerza contra Vader, hiriéndolo y amenazándolo con matarlo si osaba a atacarle de nuevo. Y es que su nuevo traje le supondría una gran limitación en caso de revelarse ante Sidious, pues sus sistemas de soporte vital podían colapsar fácilmente al ser expuestos a la electricidad.

Tras haberle aplicado su severo correctivo, instó a Vader a que le acompañase. Mientras presenciaban un discurso de la mano derecha del Emperador, Mas Amedda, Palpatine le asignó su primera tarea: obtener su propio sable de luz. Tal y como relata Sidious, los Sith deben tomar su sable de luz al derrotar a un Jedi en combate. Una vez tienen el sable en sus manos, su hoja debe adquirir ese bello color carmesí que caracteriza a las armas de los Señores Oscuros. Un buen Sith debe usar su dolor y su ira para corromper el cristal kyber, el corazón de su espada láser. Al hacer sangrar el cristal, la gema adoptará su nuevo color.

A continuación, Sidious acompañó a su nuevo aprendiz a un planeta del Borde Medio para que encontrase una espada láser. Sin embargo, eso era algo que debía hacer por sí mismo. El lord oscuro mató a un grupo de contrabandistas, robó su nave y se dirigió al Hogar Brillante, un remoto puesto Jedi, ahora bajo dominio imperial.

Al llegar allí, derribó varios cazas ARC-170 y acabó con los clones que había dentro de la estación. Sabiendo que el rotundo éxito de la Purga había dificultado en exceso la tarea de localizar Jedi, se centró en buscar información acerca de los miembros de la orden adscritos al Voto Barash antes de la Orden 66. Los Jedi que tomaban este juramento se aislaban durante un tiempo de los asuntos de la orden y de los grandes eventos de la galaxia. De esta forma podían dedicar todo su tiempo a meditar en la Fuerza hasta que esta pusiese fin a su exilio. Tal y como descubrió Vader, uno de los Jedi decidió seguir este camino fue el maestro Kirak Infil’a, quien se encontraba en la luna de Al’Doleem.

Al entrar en la atmósfera de la luna, el Maestro Jedi percibió la presencia de Vader, y logró derribar su nave por sorpresa. Como era de esperar, un simple aterrizaje forzoso no iba a acabar con El Elegido, y este acabó encontrando al maestro Infil’a.

Antaño, el Maestro Jedi había usado esa montaña para entrenar a algunos Jedi que habían pasado por allí, por lo que estaba bien equipada. Activó dos trampas contra Vader: inundó de agua la balsa donde se encontraba el Sith y, cuando vio que pudo contenerla con la Fuerza, ordenó a unos raptoranos (una especie de águilas) atacar al ser oscuro. Viendo que tampoco eran rivales para Vader y estaban pereciendo uno a uno, les agradeció su ayuda y decidió enfrentar al Lord Oscuro.

Cuando iba a comenzar la batalla, un droide de entrenamiento atacó a Vader con una espada de energía. El ataque no tuvo éxito, y acabó proporcionando un arma al Sith para enfrentar al Maestro Jedi.

Tras un breve combate, el maestro Infil’a logró desarmar a Vader y lanzarlo al vacío, dándolo por muerto. Tras analizar lo ocurrido, decidió poner fin a su exilio y buscar al maestro del Lord Oscuro para reestablecer la luz en la galaxia.

El Jedi volvió con unos conocidos para ver si su nave se encontraba disponible pero, mientras preparaba su viaje hacia Coruscant, un escalofrío recorrió su cuerpo. El causante era ni más ni menos que el propio Vader, quien había sido capaz de reparar sus extremidades metálicas con partes del droide al que destruyó previamente y estaba deseando vengarse del Jedi.

Vader se encontraba encima de una presa, e Infil’a se dirigió a por él. Tras reanudarse el combate, oyeron los disparos de unos guardias de una población cercana, quienes les exigían que depusiesen las armas. Vader usó la Fuerza para lanzarlos al vacío y el Maestro Jedi hizo lo propio para salvarlos. Aprovechando la compasión del Jedi en su contra, el Sith destruyó una presa obligando a Infil’a a usar todo su poder para contener el agua y evitar la muerte de cientos de inocentes.

En ese preciso instante, y mientras el Jedi solo era capaz de contener el agua, Vader aprovechó para robarle su sable y estrangularlo con la Fuerza hasta matarlo. Ya con el sable de luz en sus manos, era momento de llevar a cabo la segunda parte de su misión.

De regreso en su nave se activó un holograma de Palpatine, quien le explicaba ordenó dirigirse a Mustafar para corromper el cristal kyber. Según Sidious, el planeta volcánico era un lugar muy poderoso en el lado oscuro. Además, de esa forma Lord Vader resurgiría en el mismo lugar donde sufrió su derrota más amarga.

Tras entrar en una cueva, el Lord Sith comenzó la última parte de su misión. Al manipular el cristal, Vader recibió una visión que lo trasladó de nuevo a Coruscant. Sidious le pidió encender su nuevo sable de luz carmesí, pero para su sorpresa la hoja era de color verde.  Entendiendo que Vader había elegido el camino luminoso, comenzó una gran pelea en la cual, entre destellos esmeraldas y rubíes, Sidious fue abatido. Redimido, Anakin Skywalker buscó a Obi-Wan Kenobi en un sistema lejano para pedirle perdón por sus errores.

Pero algo no acababa de cuadrar y Vader se percató de que todo esto fue un futuro posible creado por el cristal para resistir la corrupción. El Lord Sith, rechazando ese posible final, vertió en cristal él todo su dolor, su odio y su ira. La gema sangró y cuando volvió a encender su nuevo sable, esta vez ante los ojos del verdadero Emperador, surgió un haz de luz de un bello rojo carmesí.