Este año se celebra el 10º aniversario de El despertar de la Fuerza. La película dirigida por JJ Abrams tenía particularidad de ser la primera entrega de la franquicia en estrenarse tras su adquisición por parte de Disney y también la primera sin la participación activa de George Lucas. Con ella, se daba inicio a la tercera trilogía de la Saga Skywalker: las secuelas.
La tercera parte de la historia
A finales de los años 70, en unas entrevistas posteriores al estreno de Una nueva esperanza, George Lucas ya empezó a predicar que la historia completa de Star Wars se compondría de nueve películas divididas en tres trilogías: una centrada en el hijo, otra centrada en el padre, y la última centrada en los nietos. La exitosa trilogía original fue seguida de la trilogía de precuelas, desarrollada entre 1994 y 2005, pero, como él mismo y varios de sus colaboradores habían comentado en anteriores ocasiones, aún quedaba una parte de la historia por contar.
George Lucas se puso manos a la obra con su versión de la trilogía de secuelas en 2012. A mitad de dicho año, reunió a su equipo de artistas, encabezado por Doug Chiang, y empezó a hablar con algunos miembros del reparto de la trilogía original para informarles de sus planes. Sin embargo, tal y como reveló en una conversación con Paul Duncan incluida en Los Archivos de Star Wars, 1999-2005, pronto se dio cuenta de que aquel era un desafío al que no se quería enfrentar en esa etapa de su vida.

Por aquellas fechas, Lucas ya tenía 69 años y estaba a punto de adoptar una nueva hija junto a su esposa. Dada su experiencia con la trilogía original y las precuelas, era consciente de que desarrollar los Episodios VII, VIII y IX iba a conllevar aproximadamente un periodo de 10 años. Se planteó la opción de simplemente dejar las películas en manos de un director de su confianza, pero se conocía lo suficiente como para saber que acabaría metiéndose de lleno en el día a día de su producción de todas formas, tal y como hizo con los Episodios V y VI. La única opción mediante la cual acabaría totalmente desvinculado del proyecto implicaba vender Lucasfilm a Disney, una operación que se materializó el 30 de octubre de 2012.
Antes de vender Lucasfilm, Lucas llegó a armar unos borradores que cedió al nuevo equipo creativo y a los directivos de Disney. No llegaban a ser un guion de las películas, ni mucho menos. Más bien eran unos esquemas con las ideas principales que pensaba desarrollar a lo largo de la trilogía. La mayoría de sus ideas no llegaron a verse reflejadas en las películas estrenadas, pues, según comenta Bob Iger en sus memorias, no estaban obligados a usarlas por contrato y finalmente optaron por contar su propia historia. Años después, Lucas dejó algunas pinceladas de sus ideas originales en Los Archivos de Star Wars, 1999-2005.
Las piezas del puzle
El contexto histórico de los Episodios VII, VIII y IX hubiera estado inspirado en lo ocurrido en Irak después de la invasión liderada por EEUU; tras la derrota del Imperio en la Guerra Civil Galáctica, la Galaxia se había sumergido en un periodo de inestabilidad mientras los antiguos Rebeldes trabajaban en la ardua tarea de reconstruir la República. Los remanentes imperiales, de forma similar a los Baazistas que siguieron luchando tras la caída de Sadam Hussein, rechazaban rendirse y se asentaban en la periferia galáctica, donde formaban su propia rebelión. Mientras tanto, los sindicatos criminales aprovechaban el vacío en el poder para extender su influencia.
«Planeé la primera trilogía para que tratara sobre el padre, la segunda trilogía sobre el hijo, y la tercera trilogía sobre la hija y los nietos.»
George Lucas en Los Archivos de Star Wars, 1999-2005.
La historia principal iba a tratar sobre la reconstrucción de la República y la recuperación del control galáctico de las manos de los sindicatos. Leia era la gran protagonista de la trilogía, siendo la encargada de liderar a los héroes en su cometido. Por otro lado, Luke estaba en pleno proceso de reiniciar la Orden Jedi. En los años previos a la trilogía, Skywalker conseguía reunir entre 50 y 100 supervivientes de la Orden 66 y empezaba a una nueva generación de jedi formada por niños sensibles a la Fuerza. La mitología de la Fuerza también iba a estar muy presente a lo largo de las películas, pues según comentó Lucas en el libro Historia de la Ciencia Ficción, de James Cameron, en ellas se iba a tratar la figura de los Whills, una serie de dioses que crean la Fuerza.
El villano principal de la historia iba a ser Darth Maul quien, de la misma forma que en The Clone Wars, hubiera unificado a los sindicatos y aprovechado la caída del Imperio para convertirse en El Padrino de este universo. El zabrak iba a tener como aprendiz a Darth Talon, cuya función iba a ser similar a la de Darth Vader e iba a centrar la mayoría de la acción de la trilogía. Talon fue creada para los cómics de Star Wars: Legado, ambientados 140 años DBY, en los cuales forma parte de la Orden Sith de Darth Krayt. George Lucas decidió incluirla en el marco de su trilogía tras una reunión con los desarrolladores del videojuego cancelado Battle of the Sith Lords, quienes casualmente tenían una figura del personaje en su despacho. Según los desarrolladores, e cineasta quedó tan fascinado con el diseño del personaje que incluso les pidió incluirla en el videojuego como mano derecha de Maul, quien era el protagonista.

Según Pablo Hidalgo, Darth Talon iba a corromper al hijo de Han y Leia al inicio de la primera película, tras lo cual Luke Skywalker se exiliaba a un antiguo templo jedi. El libro Star Wars: Datos Fascinantes, del mismo Pablo Hidalgo, revela que la encargada de encontrar al maestro jedi y convencerlo de regresar a la lucha iba a ser una joven de 14 años sensible a la Fuerza llamada Taryn, en una trama similar a la caza del coronel Kurtz por parte del capitán Willard en Apocalypse Now. Luke supuestamente también iba a morir durante el Episodio VIII, aunque su legado perduraría eternamente, dado que, para el final de la trilogía, la Orden Jedi hubiera sido completamente reconstruida.
La trilogía hubiera concluido con la derrota de Maul y la reconstrucción de la Nueva República, con Leia convirtiéndose en canciller suprema. Leia iba a ser la gran responsable de la victoria de la República, y Lucas llega a afirmar en Los Archivos de Star Wars, 1999-2005 que incluso se hubiera revelado que ella era en realidad la Elegida.
Una historia que no fue
Como ya hemos dicho, la información de la que disponemos corresponde tan solo a tratamientos iniciales de la historia y en ellos hay muchos huecos y cuestiones sin desarrollar. Es probable que en posteriores borradores y guiones algunas de estas ideas comentadas acabaran siendo modificadas o incluso descartadas. Lucas llegó a decir en su conversación con Paul Duncan que esperaba que el equipo creativo de las películas tuviera más en cuenta sus ideas al haber empezado a trabajar en ellas. Lo cierto es que algunos de sus conceptos como el exilio de Luke y la caída del hijo de Han y Leia al lado oscuro sí que fueron incluidos en las películas, pero el contexto galáctico de las mismas y sus villanos principales acabaron siendo bastante distintos.
El tráiler privado de 'Maul: Shadow Lord' muestra a Maul tomando como aprendiz a una twi'lek de piel rosa. Este concepto podría estar inspirado en las ideas que tenía George Lucas para sus secuelas, en las cuales planeaba incluir a Maul y a Darth Talon como villanos.#StarWarsCelebration
— WookieeNews (@wookieenews.bsky.social) 2025-04-18T18:58:42.357Z
Nunca llegaremos a ver el final que tenía en mente su creador, pero, tras haber dedicado toda su vida al entretenimiento, George Lucas tenía todo el derecho a renunciar a la saga para poder disfrutar de lo que le quedaba de vida, dedicarse a su familia y construir su propio museo, el cual, por cierto, abrirá las puertas en 2026. Aunque quién sabe, quizá próximamente veamos sus ideas adaptadas de alguna forma en la serie Maul: Shadow Lord.




