General Grievous

Antes de ser conocido como el infame cyborg General Grievous, su nombre era Qymaen jai Sheelal y era un Kaleesh, un reptil homínido del planeta Kalee, un mundo rodeado de hambruna y guerra. Esta raza era conocida por su gran tradición guerrera y por llevar siempre máscaras, por lo que muy pocas personas llegaban a ver sus rostros. Durante generaciones, Kalee fue asaltado sin descanso por una raza de insectoides tecnológicamente superiores, los Yam’rii o también conocidos como Huk. El conflicto entre ambas especies fue conocido como Las Guerras Huk.

El padre de Sheelal, buscando una salida útil a la rabia que crecía en el interior de su hijo, le enseñó desde muy joven a manejar el rifle de Terrallende. A los 8 años ya era un experto francotirador, con más de 40 Huks muertos, y a la edad de 22 había matado a tantos Huks que era considerado un semidiós entre los Kaleesh.

Su camarada más cercano era una Kaleesh femenina de nombre Ronderu lij Kummar, mercenaria y experta espadachina. Cuentan las leyendas que el vínculo entre ambos nació en un sueño y desde ese momento fueron inseparables. Kummar enseñó a Sheelal a usar espadas, y él a ella a manejar el rifle. Juntos, se embarcaron en incontables campañas contra los invasores Huk, convirtiéndose en leyendas vivientes, bendecidos por los ancestros de sus especies.

Tal era el vínculo entre ellos que, cuando Kummar murió violentamente por los Huk, Sheelal quedó totalmente desolado y abatido. El vacio de su pérdida provocó que su odio y rabia crecieran aún más, dejando atrás su identidad y adoptando una nueva, que haría honor al dolor que siempre llevaría dentro: Grievous.

Grievous reunió a un grupo de sanguinarios Kaleesh y formó un grupo de élite, los Izvoshra, además de adoptar el título de Khagan, supremo comandante militar de su raza. Grievous y los Izvoshra comenzaron una campaña contra los Huk que acabó con la raza insectoide expulsada definitivamente del planeta. Pero la sed de sangre de Grievous no acabó ahí y trasladó la guerra a los mundos colonia de los Huk, diezmando de manera drástica su población y prácticamente asegurando la victoria para la raza Kaleesh. Los Huk pidieron ayuda a la República Galáctica, que mandó a los Caballeros Jedi, que se colocaron del lado de la raza insectoide en la guerra y detuvieron el conflicto. Tras ayudar a los Huk, la República impuso embargos económicos y medidas muy restrictivas al planeta de donde era originario Grievous. Estas medidas desembocaron en pobreza y falta de alimentos, provocando cientos de miles de muertes por hambruna en Kalee.

La fama de Grievous como genio militar llamó la atención de San Hill, jefe del Clan Bancario Intergaláctico, que veía en el legendario guerrero un valioso recurso como arma intimidatoria para la inminente Guerra Civil que se avecinaba. Grievous accedió a la oferta de San Hill, poniéndose al servicio como guerrero de por vida del Clan Bancario a cambio de que ellos se encargaran de pagar las abusivas deudas que tenían los de su raza. Tras aceptar, se le nombró Comandante del ejército privado de droides del Clan Bancario.

Grievous añoraba su grupo de élite y pidió que el Clan contratara a sus antiguos compañeros, pero se negaron, por lo que pidió droides más inteligentes, con los que se sintiera cómodo en combate. San Hill aceptó y comenzó a producir los IG-100 Magnaguardas, droides con mayor inteligencia y adiestrados para combatir como sus antiguos camaradas.

Eventualmente, Grievous descubrió que los Huk estaban saqueando tumbas sagradas de Kaleesh. Viendo que la República Galáctica no tomaba cartas en el asunto, decidió romper su contrato y volver a defender a su pueblo. San Hill se disgustó sobremanera por esta decisión y ordenó que fuera asesinado, pero temía la venganza del Kaleesh en caso de que sobreviviera, así que conspiró con Poggle el MenorDarth Sidious y el Conde Dooku, para contar con la servidumbre de Grievous de por vida.

En Kalee, Grievous y los Izvoshra subieron a su nave de combate, el Mártir, para retomar la guerra contra los Huk, sin saber que Dooku, Hill y Poggle colocaron una bomba de iones en ella y manipularon la silla del Comandante para que lo expulsara justo antes de la explosión. La nave explotó y se estrelló en el mar, Grievous fue expulsado de la nave y todos sus camaradas murieron en el incidente. Su cuerpo, desangrándose y en shock fue sacado del agua, y Dooku, usando una técnica Sith, evitó que su corazón sucumbiera mientras era llevado a Geonosis. Es en este momento que Dooku manipula a Grievous, metiéndole la idea de que fueron los Jedi los responsables del ataque al Mártir.

Tras ser informado de que su cuerpo estaba totalmente destrozado y que no podría jamás volver a luchar, San Hill le volvió a ofrecer el mismo contrato de servidumbre, otorgándole un nuevo cuerpo droide y la oportunidad de vengarse contra la República, a lo que Grievous aceptó. Dooku usó la sangre del cuerpo congelado de Syfo-Dias, que era rica en midiclorianos, para mantener con vida a Grievous hasta que llegaron a Geonosis. En este planeta, Poggle el Menor y sus científicos implantaron su cerebro, ojos y algunos órganos más en un droide de guerra que modificaron para el combate. Esta técnica para reconstruir a Grievous sería más tarde utilizada en el traje cibernético que utilizarían para Darth Vader. Así nació el temible General Grievous.